Hace un tiempo,diría semanas, me sentiría extraño al redactar lo que a continuación compartiré con vosotros, cinéfagos y espero, que entendáis en que situación me encuentro.
La pasada semana me acerqué a ver Que se mueran los feos. Ciertamente cai en la espectacular y eficaz campaña de publicidad urdida por los medios y acompañada por una excelente crítica en el Festival de Málaga. Pero siendo española, no sé que extraño resorte me hizó pagar una entrada por una película "made in spain". Una vez dada la oportunidad, me dediqué a ver la película con la mayoría de mis perjuicios anti-cine español pululando y un sentimiento muy hondo que quería que me gustase la película.
Debo hacer una aclaración antes.Soy anti-cine español, si cintas como "Mentiras y Gordas" o "Tensión Sexual No Resuelta", llevan el sello patrio y además están auspiciados por el Estado.
El cine en España es bien nacional y también tributo de los españoles gracias a sus impuestos.
Una vez hecho éste importante y aclaratorio impás, volveré a la película.
Cada minuto que pasaba, algo raro me pasaba.¡Me estaba gustando! ¡Y mucho!
Parecía increible que esa tragicomedia, con fondo de antisuperación y aceptación de uno mismo, estuviera despertando en mi al españolito cinéfilo que las peliculas de otro países habían secuetrado.
Pero así era. Cámara, Machi y sobre todo un impecable Julian López , que me recordó lo fácil que es hacer reir con un simple gesto, me hicieron sonreir una y otra vez.
Cuando salí del cine me volví a percatar de la situación y pensé: "he salido de una película española y...me ha gustado".
Desde luego, con esta experiencia cinéfaga, el dicho ver para creer es totalmente aplicable a lo que viví.
Puede que este renovado acólito de las producciones españoles pierda la fe de nuevo, pero si eso pasa pensaré: en el 2010, ví una española que me gustó...
Saludos cinéfagos.
Sergio Pascual
1 comentario:
sabía que no te decepcionaría!!
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