Sergio Pascual jueves, 25 de marzo de 2010


Tras el nefasto paso de George W Bush por la presidencia del Gobierno de EEUU,gran cantidad de películas atacan sin miramientos la gestión de la guerra. Hollywood, por muy antibelicista que sea, ha visto en la guerra un filón de ingresos muy importante.

Asistí el pasado sábado a ver Green Zone de Matt Damon( El hombre Bourne) y Greg Kinnear(secundo al exquisito Nicholson en Mejor Imposible) y cuando vi el cartel, tuve la sensación de que iba a ver una continuación de la saga Bourne, como reza el mentado cartel. Damon comienza como un sumiso soldado que tras unos hechos, se da cuenta que lo de las Bombas de Destrucción Masiva son un bulo de Texas. Y ahí comienza a aparecer, al principio tácitamente, la figura de Bush. Cercanos al final aparece expresamente.
Green Zone muestra a Bush como un pobre hombre, que no hombre pobre, que es engañado por su entorno para ir a morir basicamente.
Visión muy benevolente de un hombre que por muy tonto que sea, tuvo un poder tan grande que le sobrepaso.
Tras salir del cine, pensé en la frase: "En la guerra no gana nadie". Me di cuenta que el cine si que gana con los temas bélicos.
Hollywood ha visto un filón en la campaña Antibush, implantado más en Europa que en EEUU por cierto y ha tirado de mucho títulos que han logrado un gran éxito.
En Tierra Hostil es un ejemplo claro de este tendencia. La pregunta que surge es ¿Porqué con Bush no había tantas? Pues hay muchas respuestas y más conjeturas, pero no olviden que esto es cine.
Aunque la barrera se salte constantemente. Es lo que tiene el dinero.
Sergio Pascual

1 comentario:

Samuel dijo...

Saludos cinéfagos:

Tu crítica me ha recordado enormemente a una película que vi hace muchísimo tiempo: Robocop. Al margen de su calidad como película (en lo que se refiere a su penoso guión, sus lamentables interpretaciones o su mínimo gusto por un ritmo y una estructura embrutecedora en lugar de coherente y plúmbea en lugar de compleja) recuerdo su mensaje de fondo, acrítico y muy cínico, casi amoral: básicamente Robocop (la película, no el personaje) defendía que la policía era una realidad social estupenda que protegía al ciudadano eficazmente, el problema radicaba cuando se ponía al servicio de la política, estamento oscuro y perverso donde siempre reinaban la corrupción y las intrigas partidistas.

Parece ser que el mismo mensaje cínico sigue vigente en el Hollywood coetáneo. El otro día vi entusiasmado En el valle de Elah y me sentí miserablemente timado ante tamaña patriotada indigna de todos y cada uno de sus intérpretes. Sin hacer demasiados spoilers, la muerte del hijo de Tommy Lee Jones tiene evidentemente relación con que se haya ido a la guerra y más directamente con el ejército de los Estados Unidos. PERO lo que hace Paul Haggis (director) en lugar de establecer una crítica fundamentada contra el ejército y la guerra de Irak decide aislar el problema al pelotón cerrado al que pertenece el hijo de Tommy Lee Jones (un siempre inexpresivo Jonathan Tucker). Prueba de esto es que en la última escena de la película el carácter patriótico del protagonista no solamente no ha disminuido, sino que sigue mostrando su irracional respeto por la bandera yanqui en un ejercicio de estilo fácil, efectista y sensiblero dejándola a media asta, diciendo que "Estados Unidos necesita ayuda para ser la maravillosa nación que otrora era".

Una pena.

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